En el siglo XVIII se rivaliza, también en el arte de “poner la mesa”, con elegancia y opulencia. Alternan las vajillas de plata y los servicios de pedernal (loza inglesa), de Talavera o de la China. Hay mayor complicación en los utensilios, aparecen soperas, ensaladeras, mostaceros, pimenteros, azucareros, mantequeros, pocillos de China para el chocolate, platillos para el café. Se usan servilletas de mano, de Damasco o de alomancia.
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